NUESTRA METODOLOGÍA CREATIVA

Existen diversos procesos creativos, los hay muy libres y nos emociona pero a veces despertamos unos días más inspirados que otros, este tipo de proceso se dejan claramente a la suerte; el proceso creativo requiere de una disciplina y consistencia para entender el juego de la pelota, porque para entenderlo  hay que descifrar el proceso, cómo llegamos a él y cómo concluye.

En Alto le llamamos a nuestro proceso, “metodología creativa”, la cual es un acróstico de lo que son los pasos del proceso que entendemos para poder diseñar y ejercer un proceso creativo de cualquier edificación.

Cuando un cliente nos invita a realizar un proyecto, comienza el primer paso de nuestro proceso; “C”, “Conocer el espacio”, suena sencillo y rápido, pero es mucho más allá, es llegar y ver donde no hay lo que puede existir, es entrar a este mundo de posibilidades e ir descubriendo las luces, visitar el lugar a diferentes horas del día, darnos cuenta cuál y cómo es la temperatura del lugar; el lugar siempre hablará mucho siempre y cuando nos respalde una preparación personal con la información, cultura, literatura y arte de las que nos nutrimos constantemente para poder así concretar e interpretar correctamente sus posibilidades.

Los espacios hablan con sus alturas, dimensiones y condiciones, es importante que durante este proceso tomar buenas imágenes, desde diferentes ángulos, alturas, etc… para lograr entender y definir el espacio a través de ellas.

Por segundo término tenemos la “R” la cual nos referimos al “Requerimiento del cliente”, este segundo paso, va de la mano con el anterior; dentro de este proceso, entramos en el mundo de deseos del cliente, cuando lo conocemos es indispensable saber qué es lo que visualiza de ese espacio y a qué punto quiere llegar. En esta lista de deseos se vale soñar e ir descubriendo la vocación de cada espacio.

Un punto sumamente importante es la empatía, para que el cliente se sienta en libertad y confianza de expresar sus expectativas y así nosotros generar preguntas: ¿por qué?, ¿para qué?. ¿cómo lo vas a vivir?, ¿qué harás ahí?, etc… conocer cómo opera el usuario del proyecto y cómo vive actualmente, y así lograr que nuestro trabajo sea más eficiente y conseguir que la expectativa con la realidad sean congruentes y afines. 

Por tercer punto tenemos el “Equipo”, reunirte con tu equipo de trabajo es importantísimo para  generar el “brainstorm”, donde compartiremos todo lo recaudado en las pláticas previas con el cliente y la visita al espacio, en este punto es esencial el saber transmitir a tu equipo todas estas ideas, descripciones y deseos; es en este momento donde las imágenes serán de gran apoyo para así definir materiales, comenzar bocetos, seleccionar texturas y revisar ejemplos análogos de proyectos similares para tener contenido de valor.

Esta lluvia de ideas nos ayudará a ir descubriendo referencias, ejemplos e ideas no solo para el proyecto para el cual estás trabajando, si no también impactará para nutrir tu acervo creativo.

El cuarto paso “Aterrizaje”, es el punto en donde le vamos dando más forma al proyecto, generamos moodboards donde se puede visualizar referencias mucho más sólidas y aterrizadas sobre lo que vamos a ir trabajando en el espacio, elegimos específicamente los materiales, colores, mobiliario e iluminación. Es aquí donde singularizamos el espacio y una vez que las compartimos con el cliente confirmamos que el rumbo es el adecuado.

Como quinto paso surge el “Trazo”, en otras palabras el desarrollo del proyecto; se comienzan a definir mobiliario fijo y suelto; los renders van a ser el instrumento más útil donde podremos mostrar la propuesta del proyecto; los plafones se van armando dentro de este proceso integrandolos con el diseño de iluminación. 

En este proceso se llevan a cabo los planos a detalle con materiales, tapices, diseños de carpintería, plafones, diseño de iluminación y detalles decorativos que complementan el espacio.

La integración verde es esencial tenerla en la representación del proyecto.

La siguiente letra “I”, refiriéndonos a las “Instalaciones para interiorismo”, es necesario tomarlas en cuenta para la buena integración de ambas disciplinas. Es importante que las instalaciones sean congruentes con nuestro sembrado de mobiliario y diseño de plafones.

Si hablamos de un proyecto de hotelería es necesario atenderlo con detalle para que todo el mobiliario cubra las necesidades de operación y que los plafones sigan siendo estéticos tomando en cuenta todas las instalaciones de voz y datos, HVAC, PCI, CCTV, y sistema inteligente.

Cuando ya tenemos nuestro proyecto desarrollado, viene el séptimo paso: “Validación”, una vez que ya lo tenemos listo en el horno, es necesario buscar validaciones y confirmaciones con el cliente y a la vez poder hacerlo en cascada, primero; el espacio para que todo lo propuesto corresponda entre el plano y la realidad mediante el trazo de todo el mobiliario, ya sea fijo o suelto, posteriormente validar con nuestro equipo interno todos los acuerdos (dimensiones de mobiliario, materiales, diseño de iluminación e ingenierías involucradas) y por último hacerlo con los proveedores, para que todos los que formen parte, tengan la misma información y esta sea la correcta y aprobada. Este paso es indispensable para reducir imprevistos, errores dentro del proceso y mejoras que se pueden hacer sobre la marcha.

Como último punto tenemos el “Arranque” , donde se genera un cronograma, para poder medir tiempos y movimientos y así poder dar al cliente un panorama definido de la ejecución de la obra así como también presupuestos de cada concepto de los espacios.

Es importante tener en cuenta que la vida del proceso arquitectónico y de interiorismo no es lineal, existen muchos picos, pero es posible contar con un control inicial que contenga el espíritu del proyecto, los acuerdos y tiempos definidos para tener un feliz “kick off”.

-Ana Tagle